La historia de Puerto Rico comenzó con el asentamiento del pueblo ortoiroide entre el 430 a. C. y el 1000 d. C. En el momento de la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo en 1493, la cultura indígena dominante era la de los taínos. La población taína descendió peligrosamente durante la segunda mitad del siglo XVI debido a las nuevas enfermedades infecciosas transmitidas por los europeos, la explotación por parte de los colonos españoles y la guerra.Ubicado en el noreste del Caribe, Puerto Rico formó una parte clave del Imperio español desde los primeros años de la exploración, conquista y colonización del Nuevo Mundo. La isla fue un importante puesto militar durante muchas guerras entre España y otras potencias europeas por el control de la región en los siglos XVI, XVII y XVIII.Ubicado en el noreste del Caribe, Puerto Rico formó una parte clave del Imperio español desde los primeros años de la exploración, conquista y colonización del Nuevo Mundo. La isla fue un importante puesto militar durante muchas guerras entre España y otras potencias europeas por el control de la región en los siglos XVI, XVII y XVIII. En 1593 soldados portugueses, enviados desde Lisboa por orden de Felipe II, compusieron la primera guarnición de la fortaleza de San Felipe del Morro en Puerto Rico. Algunos trajeron a sus esposas, mientras que otros se casaron con mujeres puertorriqueñas, y hoy hay muchas familias puertorriqueñas con apellidos portugueses. Puerto Rico, la más pequeña de las Antillas Mayores, fue un trampolín en el paso de Europa a Cuba, México, América Central y los territorios del norte de América del Sur. Durante la mayor parte del siglo XIX hasta la conclusión de la Guerra Hispanoamericana, Puerto Rico y Cuba fueron las dos últimas colonias españolas en el Nuevo Mundo; sirvieron como puestos de avanzada de España en una estrategia para recuperar el control de los continentes americanos. Al darse cuenta de que estaba en peligro de perder sus dos territorios caribeños restantes, la Corona española revivió el Real Decreto de Gracias de 1815. El decreto se imprimió en español, inglés y francés con el fin de atraer a los europeos, con la esperanza de que los movimientos independentistas pierden su popularidad y fuerza con la llegada de nuevos pobladores. Se ofreció tierra gratuita a quienes quisieran poblar las islas con la condición de que juraran lealtad a la Corona española y lealtad a la Iglesia Católica Romana.