Los desequilibrios y las asimetrías en el desarrollo en las regiones latinoamericanas se expresan
territorialmente en los asentamientos humanos que existen en ella. Los beneficios y potencialidades
generados por las economías aglomeradas a escala urbana coexisten con condiciones extendidas
de pobreza y precariedad del hábitat en amplios sectores urbanos pero sobre todo en el extenso
territorio no urbano. La gestión y planeamiento territorial exige aumentar la funcionalidad de las
ciudades como nodos del sistema económico y enfrentar la superación de la pobreza (Jordan,
Simione, 2003, P. 11), sobre la base de la inclusión e integración de los sectores más desfavorecidos
de la población.
La frase anterior sintetiza en parte el gran reto que para Latinoamérica en general y para el país en
particular les depara el siglo XXI; reto que se encuentra íntimamente ligado con el quehacer de los
profesionales que se desempeñan en el campo del planeamiento regional y urbano y a quienes les
corresponde como responsabilidad técnica establecer las directrices para la definición y diseño de
nuevas territorialidades que respondan a los imperativos del siglo XXI en el cual la globalización y
la equidad territorial son dos nociones que se encuentran totalmente contrapuestas.
El estado-nación colombiano se encuentra en una situación muy delicada al respecto, por una parte
la Constitución de 1991 dejo sentadas las bases para enfrentar la reconfiguración territorial del país,
pero dentro de una confusión ideológica profunda que se manifiesta en su artículo 1º: “ Colombia
es un estado social de derecho organizado de forma de República Unitaria, descentralizada, con
autonomía de sus entidades territoriales…”, confusión que no solo no ha sido superada sino que ha
sido transformada en la estructuración de un estado e donde el poder central es cada vez más
avasallante y en contra de cualquier vestigio de verdadera autonomía regional.
Sin embargo la no expedición de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial del país, instrumento
base para marcar el derrotero de organización y estructuración jurídico-administrativa regional de
Colombia que se viene aplazando continuamente, brinda aún un espacio para aportar en la búsqueda
planteada por los constituyentes del 91. Un espacio que es obligatorio instrumentalizar desde la
academia, e indudablemente desde una Maestría en Planeación Urbana y Regional, para adelantar
estudios que permitan contribuir a este proceso que es el más importante que desde el punto de
vista de planeamiento regional existe en estos momentos en el país.
Este trabajo tiene por propósito, por tanto, contribuir a la reflexión acerca de las condiciones y
potenciales que tiene el país para su reterritorialización y conformación de una nueva organización
político-administrativa de su espacio físico bajo la cual las regiones y subregiones puedan responder
a las condiciones multiescalares y multinivel de carácter global y local en las que nos encontramos
inmersos hoy en día, dentro de la búsqueda organizaciones territoriales que brinden las condiciones
necesarias para que el 65% de habitantes pobres del país tengan alternativas para mejorar sus
condiciones, dentro de un mundo que bajo el paradigma globalizante genera cada día más una
brecha más amplia entre los pobres y los ricos
Explanation:
coronita porfa